La adolescencia es una etapa crítica y crucial en la vida de las personas. La vida del adolescente está impregnada de cambios y de
grandes necesidades sociales que en gran medida condicionarán su
integración en sociedad y su actitud ante la vida.En esta etapa, existe una enorme necesidad de formar parte del grupo de
iguales, un enorme miedo al rechazo y un gran deseo de aceptación.Esto repercute en su autoconcepto convirtiéndoles en personas vulnerables a novedades sociales (modas, consumo, ocio, etc.).
Las adicciones más comunes en los adolescentes
Se puede ser adicto a muchas cosas, pero los
adolescentes por la influencia de la sociedad, la publicidad y los
medios de comunicación están más expuestos hoy en día a adquirir
adicciones al deporte, al culto al cuerpo, a los videojuegos, a la
tecnología (tecnofília), al sexo, a la pornografía, a las relaciones de
codependencia, a la comida rápida y por supuesto al tabaco, a las drogas
y al alcohol.
Una de las más peligrosas, es el inicio al consumo de determinadas sustancias adictivas, con la intención de ser aceptado entre sus amig@s.
En este sentido, se debe tener mucho cuidado, ya que el inicio al
consumo de ciertas sustancias adictivas de uso legal, puede desembocar
en el inicio en otras, igualmente perjudiciales, pero de adquisición y
repercusión mucho más peligrosa para su vida. Durante este periodo, la comunicación se convierte en un elemento clave a la hora de entender al adolescente.Si esto se logra, permitirá al adolescente expresarse con libertad y franqueza; sentirse
querido y valorado en casa y en consecuencia manifestar sus inquietudes,
dudas y otros intereses y temores.
Para evitar el surgimiento de situaciones conflictivas puede ser de
gran utilidad, implantar normas y límites claros, ya que el
establecimiento de normas y límites, resulta primordial para que el
adolescente identifique qué conductas se esperan de él y cuáles no.
Alerta para detectar tempranamente una adicción
Cambios en el estado físico. Sobre todo si se le ve deteriorado, ya sea en su aseo personal, en la vestimenta o en su apariencia física.
Cambios en el estado emocional. Depresión, ansiedad, irritabilidad, poca tolerancia, impaciencia.
Cambios en el desempeño escolar. Baja de calificaciones, no entrega tareas, ausencias frecuentes a clases, constantes riñas escolares.
Cambios en las relaciones familiares.
Generalmente la dinámica familiar es afectada rápidamente ya que
aumentan las discusiones o existe evasión en la comunicación, existe
mayor tensión y desconfianza, aislamiento por parte del hijo con el
problema.
Cambios en las relaciones sociales.
Distanciamiento de buenas amistades o relaciones sanas, aparición de
nuevos amigos con conductas cuestionables, cambio de hábitos en cuestión
de salidas, paseos y sitios frecuentados.
Cambios en sus pertenencias.
Aparición de objetos que nos parecen extraños o de origen dudoso,
dinero con procedencia inexplicable, desaparición de dinero u objetos de
valor en casa.
Cambios en sus rutinas.
Falta de apetito o periodos de hambre excesiva, somnolencia o insomnio,
fallas a compromisos familiares, responsabilidades y obligaciones.
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